Por Giancarlo Gonzales
Ilustración de Eunice Espinoza ©Editorial Panamericana |
Mi amigo, el Negro Bermúdez, va a
recordar cuando lea esto —¡qué vergüenza!— que él me prestó mi primer libro de
César Vallejo, Los heraldos negros, y
que me lo sigue prestando hasta hoy, casi quince años después. Gracias a este
texto pude conocer «Los pasos lejanos», esa maravillosa añoranza del hogar.
Recuerdo de memoria sus últimos versos, en los que el poeta describe con una inesperada
metáfora a sus padres:
Hay soledad
en el hogar sin bulla,
sin noticias,
sin verde, sin niñez.
Y si hay algo
quebrado en esta tarde,
y que baja y
que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.
«¡Mierda!», pensé. Puedo enfocar a
mi yo juvenil cuando leyó esas palabras, y lo veo demudando el rostro, abriendo
la boca, bajando el libro incrédulo. «¡Mierda», pensaba, «¡Cómo se le ha
ocurrido eso!». Y al asombro se le sumaba un nudo en la garganta provocado por
la imagen de mis propios padres, de los padres cansados de toda la humanidad.
Qué grandes eran esos versos y qué enorme ese momento. No podía saber todavía
que me hallaba apenas ante la punta del iceberg.
Quizá los únicos escritores que
realmente valgan la pena sean aquellos capaces de impresionar al más sesudo
académico y, al mismo tiempo, de conmover el alma de los jóvenes y humildes
lectores de a pie. Pocos ejemplos tan contundentes de esto como César Vallejo. En
mi rol de maestro, he sido testigo de hondos silencios tras leerles en voz alta
«A mi hermano Miguel». He visto a decenas de muchachitos de corazón valiente con
ganas de sacarle la mugre a Grieve —y a su papá— tras terminar «Paco Yunque». He
observado rostros incrédulos ante la enorme blasfemia vertida en «Los dados
eternos». He sido testigo de gestos de incertidumbre ante las rupturas lógicas
de muchos poemas de Trilce. Ese es el
poder que tiene Vallejo y por eso debemos seguir leyéndolo en las aulas.
Siendo así, es una alegría muy
grande saber de la publicación de una nueva antología de Vallejo, preparada por
Jéssica Rodríguez, quien desde hace varios años realiza valiosos aportes en la
necesaria tarea de acercar al gran público a los autores peruanos. Esta vez, ha
centrado sus esfuerzos en la poesía del gran vate. Se trata del libro César Vallejo: vida y obra, una entrega
más de la colección Clásicos del Perú de Editorial Panamericana.
Lanzado en el 2016, nos ofrece en
sus primeras páginas un emotivo recorrido por la biografía del escritor. La
autora no parece describirnos la vida encumbrada de una luminaria de las
letras, sino contarnos la de un hombre sencillo a quien aprecia y admira. Los
pasajes son breves y significativos, salpicados de sabrosas anécdotas,
testimonios de gente que conoció al poeta y fragmentos de sus propios textos.
Así, revisamos, como un latigazo, la tristemente célebre crítica que le hizo
Clemente Palma o sonreímos con un César muy joven que le pide a su hermano
hablarle de la vecinita pequeñita y morena…
Tras la biografía, vienen las
dosis de Vallejo. Muestras importantes de Los
heraldos negros, Trilce, Poemas humanos
y España, aparta de mí este cáliz.
El compuesto perfecto para que un muchacho cualquiera se inicie en el amor por
nuestro más grande aedo. Los poemas escogidos no revelan azar, sino un profundo
conocimiento de los jóvenes, que solo puede alcanzarse tras muchos años de
interacción con ellos. «Espergesia», «Los nueve monstruos», y tantos otros
trazan la ruta de un viaje que motiva, fascina y reta. Asimismo, la autora no
ha olvidado incluir algunas letras de la cuentística vallejiana, entre las que
no podía faltar «Paco Yunque», un cuento que siempre puede volver a leerse sin
perder un ápice su efecto emotivo y sublevante.
Un aspecto interesante es la
inclusión de brevísimas notas alusivas al tema tratado, en la parte
correspondiente a los versos. Estos apuntes pretenden hacer menos gaseoso el
universo vallejiano a los más jóvenes. Además, las notas, colocadas en un libro
destinado a la lectura escolar, pueden resultar útiles también a los docentes. En
una situación educativa tan diversa y accidentada como la nuestra no está de
más preguntarse: ¿cuántos de nuestros maestros pueden dirigir una lectura
adecuada de Vallejo? ¿Cuántos maestros realmente conocen, entienden y disfrutan
de nuestro poeta mayor?
Finalmente, no debemos dejar de
mencionar la tarea de Eunice Espinoza, quien acompaña con sus ilustraciones
personalísimas todo el recorrido por este libro, dando mayor brillo a un texto
lleno de luz en sí mismo.
Lo que debes saber sí o
sí
Jéssica Rodríguez es docente, editora, crítica literaria e investigadora. Ha publicado ensayos sobre escritores peruanos como Arturo Corcuera, José María Arguedas, Julio Ramón Ribeyro y Oswaldo Reynoso. En el 2015, obtuvo el Premio Barco de Vapor – Perú por su novela La zona invisible (SM), escrita en coautoría con Carlos Garayar, con quien también publicó Memorias del aire, el agua y el fuego (Panamericana, 2014) y Mitos y leyendas del Perú: 24 historias mágicas (Panamericana, 2016). También ha escrito Orquídeas para Aurora (Norma, 2016) y Abdón en el jardín del Altiplano (Panamericana2016).
Si quieres seguir
leyendo
Si te interesó el libro, seguro querrás buscar los otros dos libros de la colección Clásicos del Perú (Editorial Panamericana), escritos por la misma autora:
Ricardo Palma, vida y obra. Aquí puedes leer una reseña de la página Lee por gusto.
Abraham Valdelomar, vida y obra
¿Dónde encontrarlo?
Disponible al precio de S/ 35.00 en Editorial Panamericana (Calle Mercaderes N° 114 - Santiago de Surco), Crisol, Íbero, SBS, Época y Entre Páginas (Plaza Norte)
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