sábado, 17 de febrero de 2018

¿Alguien dijo libro álbum?

Aproximación a sus características a través del análisis de Los días raros


El álbum es la única contribución que la literatura infantil ha hecho
 a la literatura, los demás géneros han sido
puramente imitativos.
Peter Hunt



Si bien el libro álbum en nuestro país está presente desde hace varios años como objeto de culto y deleite para los especialistas en literatura infantil y juvenil, incluso con producción local; su concepto sigue resultando confuso para el público no especializado y su lectura todavía no es masiva en las escuelas, como sí ocurre en otros países donde se le considera un aliado fundamental para la formación de lectores. No obstante, en los últimos años, el término ha estado cada vez más presente en talleres, seminarios o conferencias y el interés va aumentando notoriamente gracias al reconocimiento de algunos libros álbum peruanos como Desayuno (Catálogo The White Ravens 2014), ¡Más te vale, mastodonte! (Premio A la Orilla del Viento 2013) y La pequeña niña (Lista de Honor IBBY 2018), o al trabajo de sellos editoriales especializados como Polifonía Editora y el reciente Ludo. Entonces… ¿qué hace diferentes a esos libros de los que tanto se habla? ¿Qué es un libro álbum?

Dada su evolución constante y los muchos caminos de realización que ofrece el libro álbum, es difícil encontrar una definición que los abarque todos. Por ello, tomando como base estudios como los de Nodelman (1988), Durán (1999), Van der Lindenn (2006) o Bosch (2007), podemos concluir que su esencia radica en la función expresiva que tienen las imágenes, las cuales no se limitan a cumplir un rol decorativo y subordinado al texto (como suele verse en el libro ilustrado tradicional), sino que toman vuelo propio e interactúan con la palabra para ampliarla, complementarla o, incluso, contradecirla.

Por ejemplo, en Los días raros (Premio A la Orilla del Viento 2014), de María Fernanda Heredia y Roger Ycaza, el texto no nos narra una historia; por el contrario, toma vuelos poéticos para hablarnos, desde una voz en primera persona, de lo que llama «los días raros», aquellos en los que no logramos sonreír, en los que la tristeza nos embarga y el mundo parece distinto visto a través de su cristal. Por su lado, la ilustración le otorga identidad a la voz poética y a través de la sucesión de las imágenes —de la narrativa visual— descubrimos la causa de su tristeza: pronto va a mudarse y esto supone su separación de una persona muy querida por él, tal vez su padre o su abuelo. Encontramos, pues, que en este libro no podríamos omitir las ilustraciones porque estaríamos perdiendo claves imprescindibles para comprender la historia. Sin ellas, la comprensión del texto tomaría caminos muy diferentes. Así pues, veamos cómo se complementan texto e imagen en las siguientes páginas:


©Roger Ycaza ©FCE


En esta doble página, el texto se refiere a la tristeza de los días raros que parece manifestarse incluso en la taza de chocolate sin espuma de bienvenida. La imagen nos muestra al niño cabizbajo, lo notamos no solo por lo que dice, sino también por su cabeza gacha y la expresión de su rostro sin sonrisa. En el lado izquierdo, observamos las cajas que desde el inicio nos revelan la próxima mudanza. Por la ranura inferior de la puerta se esparce un líquido azul, tal vez la tristeza que lo invade, que invade el ambiente.

Como se puede apreciar, la imagen es indispensable para leer un libro álbum. Por ello, también nos toca observar e interpretar los detalles que la componen, porque ninguna elección suele ser casual cuando estamos ante un buen libro álbum. Por ejemplo, notamos que en los espacios predominan los tonos neutros y opacos, los cuales contribuyen a la construcción de la atmósfera triste que es sugerida por el texto. Sobre estos tonos, destacan notoriamente el blanco de la piel del niño y el rojo de su cabello, de manera que focalizamos fácilmente la atención en el protagonista y en sus expresiones. No es casual tampoco que un pajarito que ronda algunas páginas y acompaña ciertas acciones del niño, comparta los mismos colores con él: cuerpo azul y pico rojo, y que también estos sean los colores de las pocas hojas que penden de las ramas que se aprecian en la tapa y en la contratapa.

Así como la elección de colores es fundamental en este libro álbum, lo mismo ocurre con el encuadre de las imágenes, el punto de vista que nos muestra al niño en diferentes planos, pero no lo rostros de los adultos. Tanto el texto como la imagen coinciden en que están focalizados en el sentir del niño, en su mundo interior. Por ejemplo, en la escena de la despedida, vemos un primer plano del rostro compungido del niño que está abrazado a su ser querido, a quien se ve parcialmente. Esta escena no está acompañada de texto, lo cual nos permite apreciar otra de las posibilidades del libro álbum: que la imagen narre por sí misma. En este caso, en la despedida, una parte fundamental para la narración visual, se opta por acompañar las ilustraciones con el silencio. Quizás no haya palabras precisas o suficientes para expresar el dolor de la separación, para explicar lo difícil de aquel momento.


©Roger Ycaza ©FCE


©Roger Ycaza ©FCE


En la secuencia observada, notamos otra característica del libro álbum: las brechas de interpretación que surgen al pasar la página, ese espacio de lo que no se dice ni se muestra, pero que queda a construcción del lector como algo tácito, sobreentendido. Tal como se aprecia, primero vemos al niño abrazando a su ser querido. En la siguiente imagen, ya se aleja de la casa y se despide con la mano de su familiar que lo observa desde la puerta. El tiempo que tomamos en pasar de una página a otra abre la posibilidad de que ciertos hechos transcurran en la historia sin que queden registrados ante nuestros ojos. Otras brechas que quedan abiertas a construcción del lector son la identidad de este ser querido o los posibles motivos del alejamiento.

Otro elemento importante a considerar es la composición de la imagen; es decir, cómo se ubican sus elementos en la doble página. Por ejemplo, en las siguientes imágenes vemos que el cambio en la posición del niño nos transmite la idea de que ha avanzado en su recorrido, la sensación de desplazamiento.


©Roger Ycaza ©FCE


©Roger Ycaza ©FCE


Por último, en el libro álbum se aprovecha al máximo el soporte del libro, tanto sus elementos paratextuales (tapa, contratapa, portada, hoja de créditos, guardas, tipografía, etc.) como otros relacionados con su dimensión de objeto y las posibilidades que ofrece como tal. En este caso, podemos apreciar ramas secas con muy pocas hojas en las guardas iniciales, las cuales dan indicios de la atmósfera triste que predominará en la historia. En contraste, las guardas finales muestran ramas donde han brotado más hojas y en la contratapa, muchas más. Estos detalles coinciden con el tono esperanzador de la frase con la que concluye el texto: «Quizás mañana, cuando despierte, encuentre de nuevo mi sonrisa y hayan florecido los girasoles». Poco a poco los días raros irán pasando y la alegría volverá a brotar en su interior, como las hojas en los árboles.


Sin duda, Los días raros es un libro álbum que ofrece muchos detalles más para analizar y comentar, pero nuestro objetivo era brindar un breve recorrido por algunas de las características más notorias que podemos observar en este tipo de libros. Cabe destacar que no siempre apreciaremos todas las mencionadas y de que el libro álbum abre también muchas otras posibilidades de realización. No hemos querido dar una definición rígida, porque el libro álbum ha sido y sigue siendo un terreno propicio para la experimentación creativa, por lo que sigue estando en proceso de redefinición según los nuevos caminos que va mostrando. Por ello, la investigadora venezolana María Cecilia Silva-Díaz se refiere al libro álbum como «un camaleón a la espera de ser definido». Dediquémonos a observar la belleza de ese camaleón y sus casi infinitas posibilidades de cambio.


Lo que debes saber sí o sí
Roger Ycaza es un destacado ilustrador ecuatoriano que ha recibido importantes distinciones como el Premio A la Orilla del Viento, Mención de Honor en Iberoamérica Ilustra 2014 y el Premio Nacional de Ilustración Darío Guevara Mayorga (2011, 2014). 

María Fernanda Heredia es una de las autoras de LIJ más exitosas de Latinoamérica. Ha ganado cinco veces el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil Darío Guevara Mayorga, el Premio Norma-Fundalectura 2003 y el Premio A la Orilla del Viento 2014.


Si quieres seguir leyendo…
Puedes leer esta entrevista a María Cecilia Silva-Díaz, especialista en libro álbum.


¿Dónde encontrarlo?
Los días raros está disponible a S/ 35.00 en las librerías del Fondo de Cultura Económica:
  • Librería Blanca Varela (Jirón Berlín 238, Miraflores)
  • Librería - Café - Galería del FCE (Calle Esperanza 275, Miraflores)







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